Un domingo salió con ellas de excursión al campo.
Cuando llegaron, la señora M se alejó hasta perderse de vista. En lo alto de la montaña estaba feliz contemplando el paisaje. Desde allí podía ver el País de las letras, el País de los Gigantes y el mar.
Le pareció ver volar una flor y ésta se posó en su hombro. Pensó que nunca había visto un animal tan pequeño y tan lindo. Sólo recordaba haber visto algo parecido en un cuadro del palacio.
No sabía cómo se llamaba y pensó que le pondría maryrosa por haber venido del mar y parecer una rosa.
En el País de las letras no existían las mariposas.
Llegó al lugar dónde había dejado a sus hijas pero estaban allí.
Se preocupó mucho por ellas buscándolas por todas partes. Al final las encontró.
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